viernes, 31 de agosto de 2012

Un mes


Y hoy se cumple justo un mes de mi vuelta a España y de mis nuevos hábitos.
Le pongo un notable a estos 31 días. Espero poder poner un sobresaliente a finales del mes que viene.
Ahora de momento... ¡una semanita en Lisboa! (con mis playeros por supuesto).


miércoles, 22 de agosto de 2012

Las terrazas del Pery


Uno de los principales problemas cuando voy a correr por el paseo marítimo de Gijón son los olores.
Por un lado, como nos pasa a todos, cuando hago deporte soy más sensible a cualquier olor. Me resulta terrible pasar al lado de un banco con gente fumando o atravesar esa zona del muro donde huele siempre a algas podridas. Cualquier olor duplica o triplica su intensidad cuando uno lleva los pulmones dilatados. Pero hay algo aún más terrible que los malos olores.
Ahora en verano las terrazas están siempre llenas de gente. A la mínima ocasión la gente se agolpa en busca de un rayo de sol frente a una cervecita y una tapa.
El fin de semana rompo mi rutina de ir a correr a las seis de la mañana y suelo ir a media mañana o a media tarde. Cuando paso a esas horas frente a las terrazas del Pery el suelo se inclina 30º hacia arriba y avanzar se convierte en una lucha de titanes.
Las terrazas del Pery es un lugar mítico de Gijón con vistas al mar donde se suele ir a pasar la tarde los fines de semana con los niños. El olor a calamares y demás exquisiteces que salen de sus cocinas es una de las pruebas más duras a las que se debe de enfrentar un corredor en pleno entrenamiento. Hasta ahora he conseguido resistir, pero un día de estos me veré obligada a detenerme, sentarme en la terraza como un dominguero más y pedirme unos calamares y un zumo. Eso sí, al día siguiente carrera doble.

martes, 7 de agosto de 2012

El descanso


Sólo queda un día para cumplir la primera semana de entrenamiento con cambio en la alimentación incluido. He corrido todos los días desde que he llegado a España y aunque todavía queda mucho camino por hacer, ya noto que he mejorado la respiración.
Mi propósito de estos siete días ha sido recuperar un poco la forma. Ayer lunes sin embargo, comencé ya lo que debería ser el entrenamiento para el medio maratón. Quedan exactamente 11 semanas y esto es tiempo de sobra para cualquier persona sana para conseguir prepararse para acabar un medio maratón (hacer buenos tiempos es otra cosa por supuesto ;-))
Una de las cosas que he aprendido desde que he empezado a correr, es que los días de descanso son tan importantes como los días de entrenamiento o incluso más.
Yo, como persona excesiva para casi todo que soy, tiendo a meterme atracones corriendo durante una temporada y dejarlo porque acabo físicamente agotada. Cuando estoy en ese modo me cuesta mucho decir "hoy no entreno".
Esto es un error, pero no únicamente por el hecho de agotarse físicamente, sino también desde un punto de vista de optimización del entrenamiento. Los músculos se desarrollan en los días de descanso tras el esfuerzo, por lo que para mejorar nuestra musculatura (y por lo tanto ser capaz de ir rindiendo cada vez un poquito más) tenemos que darle a nuestro cuerpo un respiro de vez en cuando.
En el caso del plan de entrenamiento que voy a seguir para el medio maratón, este respiro será tres veces a la semana. Cuatro días corriendo, tres días descansando. Esos días de descanso no tienen porque ser de sedentarismo puro y duro (o sí). Simplemente debemos dejar a los grupos musculares que más sufren durante la carrera un poco de relax. Podemos nadar, jugar al tenis, al baloncesto...o incluso intentar hacer algún ejercicio de pesas para fortalecer los brazos o abdominales.
En cualquier caso, para la gente compulsiva como yo :-) : nada de matarse entrenando todos los días. El cuerpo necesita y merece descansar y a la larga va a ser mejor en todos los sentidos.

Hoy estoy en un día de descanso, así que en lugar de correr voy a ir a un concierto que promete ser de todo menos aburrido :-)


jueves, 2 de agosto de 2012

Segundo día


Hoy he vuelto a ir a correr a las seis de la mañana. Es impresionante lo poco que me está costando levantarme para ir a correr y lo mucho que me ha costado estos últimos meses levantarme para ir a trabajar. Mi experiencia de ayer ha sido que no solamente no me notaba más cansada por la noche, sino que todo el día tuve más fuerza y estuve más despejada. Incluso psicológicamente me he sentido mucho mejor, no solamente porque el deporte despeja la mente, sino por la sensación durante el día de haber cumplido ya por la mañana con mi ejercicio diario.
Es curiosa la gente que uno se encuentra a esas horas. Ayer por ejemplo, cuando salí de casa y llegué al muro (el paseo marítimo de mi ciudad, Gijón) lo encontré completamente desierto en principio. Sólo un grupo de basureros campaban a sus anchas por la playa poniéndola a punto para una nueva jornada veraniega. Me hizo gracia que un señor mayor les daba palique desde la barandilla. En mi mente era un jubilado de la empresa basurera que, acostumbrado a madrugar toda su vida y echando de menos los buenos tiempos, iba de madrugada a "controlar" y a comentar la jugada con los que aún se encontraban en activo. Puede que esta imagen no esté muy lejos de la realidad por el fragmento de conversación que oí cuando pasé corriendo a su lado.
Después de este encuentro ayer sólo vi pescadores en mi camino de ida. A la vuelta sin embargo, la ciudad empezaba a despertar y ya fui encontrando a los primeros madrugadores paseando al perro o yendo a sus trabajos.
Hoy ha sido completamente distinto. Ya cuando me aproximaba al muro he visto que había bastante gente, incluso gente corriendo. Según iba avanzando iba encontrando grupos de jubilados haciendo la ruta del colesterol matutina y a un montón de gente joven que parecía venir de alguna fiesta, todos con un look bastante rockero.
Llegué a la mitad de mi recorrido (la "lloca", que se puede ver en la fotografía) y cuando di la vuelta, ya cerca de la ciudad, me encontré con un ambiente similar al que se podría encontrar en un mes otoñal a las cuatro de la tarde. Realmente impresionante, la ciudad madruga más de lo que esperaba.
Tengo una paranoia con los pescadores. Cuando paso por detrás suyo siempre voy más rápido porque cuando era pequeña una vez me contaron que ocurría si se te enganchaba un anzuelo en la piel. Desde entonces siempre tengo miedo a que tiren hacia atrás su caña y me enganchen. He estado pensando que si por el paseo pusieran un pescador cada 50 m haría un tiempo excelente.
De momento estoy corriendo poca distancia. Lo importante es correr y desentumecer. Pronto estaré lista para empezar a marcarme objetivos mayores.

Time goes by...


Mucho tiempo ha pasado desde la última entrada. Cuando la escribí todavía no me había ido a Rusia siquiera. Ahora ya he ido a Rusia, he vuelto y he pasado cuatro meses en Ginebra de donde he llegado ayer por la noche. Han sido meses de mucho trabajo y poca motivación para el ejercicio, pero de muchas emociones en lo laboral.
Muchos buenos propósitos este año respecto al deporte que en la primera mitad del años no he cumplido en absoluto. Y es que me conozco. Hasta que no hay algo que me hace hacer "click" mañana siempre es el mejor día para empezar a cambiar, pero nunca hoy.
Afortunadamente algo me ha hecho hacer ese "click" y eso suele significar un cambio de vida inminente.
En octubre corro un medio maratón. En teoría tenía que haber corrido el de Ginebra pero no estaba en forma como para hacerlo sin morir en el intento. La siguiente prueba es dentro de casi tres meses. Tiempo de sobra para prepararse y mucha motivación.
Hoy he ido tempranito a correr, cuando todavía era de noche. He corrido por el paseo marítimo oyendo el mar de fondo. ¡Cuánto lo había echado de menos! Me di cuenta de que con ese paisaje de fondo me canso menos, corro más alegre y respiro mejor (a pesar de la inmensa humedad).
¡Pienso compensar en esta segunda mitad del año la falta de actividad física de la primera!
¡Vamos!